JAVIER GONZÁLEZ MEDEL
Recientemente, la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid (CM) ha dado a conocer un proyecto denominado "Libre elección y Área única de Salud" cuya aplicación, de llevarse a cabo, supondrá un serio retroceso para la asistencia sanitaria pública en la región.
El proyecto se caracteriza fundamentalmente por la introducción del mercado y la competencia en el servicio sanitario público y la consideración de los ciudadanos como clientes moduladores de la prestación del servicio a través de lo que la Consejería denomina "la calidad percibida" y la idea de que "el dinero sigue al paciente", todo ello de acuerdo a la teorías económicas neoliberales más ortodoxas.
Lo primero que hay que señalar es que propuestas similares ha sido probadas en otros servicios públicos en el mundo occidental con resultados poco brillantes y que, a título de ejemplo, bajo este esquema, los médicos de cabecera británicos de finales de los 90 (conocidos como fundholdings) se inventaron 2.000.000 de pacientes y ocasionaron un grave descalabro económico y asistencial al Servicio de Salud británico (NHS).
A pesar de estos antecedentes y de la demostración práctica de que el mercado es incapaz de corregir desequilibrios y dirigir todas las áreas de la economía, los responsables sanitarios de la CM parecen apostar decididamente por este nuevo modelo y han publicado un calendario para su próxima aplicación.
Al respecto, caben algunas consideraciones desde un punto de vista asistencial y organizativo.
En primer lugar, hay que decir que la organización sanitaria actual es un modelo comunitario de asistencia centrada en la Atención Primaria de Salud que sigue las recomendaciones de la Ley General de Sanidad del año 86 y de las más recientes de la Organización Mundial de la Salud. Es un modelo que goza de una buena reputación
entre los sistemas sanitarios de nuestro entorno, es alabado y envidado en muchas partes del mundo, está ampliamente acreditado por la experiencia, es apoyado por las
autoridades sanitarias internacionales3 y en España ha dado buenos resultados en salud a un coste muy razonable.
Se caracteriza por ser público tanto en su financiación como en su gestión y provisión y fomenta como valores la accesibilidad, la equidad, la universalidad, la integralidad de los cuidados y la continuidad asistencial. Está planificado en función del trabajo en equipo y la zona sanitaria adscrita y goza de un alto aprecio entre los usuarios y ciudadanos desde su implantación en España hace 25 años. Sus problemas actuales en la Comunidad de Madrid derivan de la falta de confianza y apoyo a los servicios públicos que caracteriza al gobierno del PP de Madrid, la ausencia de planificación y el abandono en el desarrollo organizativo y, sobre todo, de la crónica subfinanciación de la Sanidad Pública madrileña, que nos coloca desde hace años a la cola de las CCAA en cuanto a recursos asistenciales y gasto sanitario por habitante.
Por ora parte, esta propuesta no responde a una demanda de los ciudadanos, mayoritariamente satisfechos con la atención recibida en los centros sanitarios de la comunidad según todas las encuestas recientes, incluidas las de la propia Consejería de Sanidad de la CAM, ni con las de los profesionales, cuyas reclamaciones tienen fundamentalmente su origen en la sobrecarga asistencial, la falta de planificación y de recursos del servicio y están muy relacionadas con la entrada en funcionamiento de los nuevos hospitales de gestión semiprivada que ha supuesto una nueva sangría económica y organizativa para el sistema.
Además, este proyecto no ha sido debatido de manera abierta ni con los agentes sociales ni con las organizaciones profesionales o ciudadanas sino que emana directamente, y con un calendario para su aplicación, de los despachos de la Consejería.
Las consecuencias de su aplicación para los profesionales sanitarios pueden ser importantes pues deteriora el cometido de los servicios de salud, sustituyendo la colaboración por la competencia, el trabajo en equipo por el individualismo profesional e induce una actividad asistencial sesgada por incentivos económicos.
Pero, sobre todo, los grandes perjudicados serán los ciudadanos, especialmente los más necesitados desde el punto de vista de la salud, al fomentar la selección adversa de los pacientes poco rentables (bajo este nuevo esquema) como son los enfermos crónicos, los ancianos y los pobres, que es la población sanitariamente más vulnerable y la menos interesada en elegir médicos y centros lejanos y que lo que realmente necesita y demanda es cercanía y accesibilidad para solucionar sus problemas de salud.
Por todo ello, creemos que la aplicación de este nuevo escenario organizativo supondrá un grave deterioro para la equidad y la calidad asistencial del servicio sanitario publico de la Comunidad de Madrid y por tanto debería ser retirado.
Lo que la Sanidad Pública de nuestra región necesita no es un nuevo modelo con objetivo mercantilista y privatizador como el que se nos propone, sino una apuesta decidida por el modelo público de Atención Primaria, basado en un Plan de Salud que aborde las necesidades sanitarias de la población, que aporte los recursos suficientes para el desarrollo y mejora de su calidad, que elimine incertidumbres sobre su futuro entre los profesionales y ciudadanos y que se apoye en la negociación con todos los colectivos implicados.
Javier González Medel es médico de AP y Secretario de la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Madrid