Unas relaciones más fluidas en la empresa pueden salvar a ésta de la crisis, asegura este experto, tras entregar el viernes un ‘Manifiesto’ donde se pide que el trabajo recupere su papel central.

Para Santos Ruesga, uno de los firmantes del ‘Manifiesto de los 500’, existe un gran campo de innovación, “del que apenas se habla”, en el campo de la gestión empresarial. Tras firmar la declaración que aboga por una salida de la crisis “centrada en las personas”, este catedrático de Economía de la Universidad Autónoma de Madrid rechaza que una salida “de corte neoliberal” a la crisis. Niega que el problema actual de los empresarios sea la dificultad para despedir. Y explica hacia donde deben orientarse los cambios para que los trabajadores y las empresas ganen la batalla de la productividad.

Ruesga acaba de firmar el ‘Manifiesto de los 500’ en un acto realizado en el curso de una mañana sofocante en el Paraninfo de la Universidad Complutense de Madrid. Todavía en el edificio de la calle San Bernardo, Ruesga explica que el “punto de arranque” de este ‘Manifiesto’ tuvo lugar ante el deseo por parte de los firmantes de combatir un “sesgo” en los medios de comunicación. Expertos en Derecho del Trabajo y otros materias afines contactaron y decidieron “levantar la voz” para denunciar que precisamente la idelología que defiende la “preeminencia del mercado” en las relaciones humanas, no sólo económicas, “nos ha llevado a estas situación”, explica.

“Estamos viviendo la resaca de esos excesos que hemos vivido durante los últimos 30 años”, afirma. Ante esta situación, un grupo cercano ya a los 800 expertos decidieron redactar un documento que recogiera “otro tipo de alternativas” para buscar una salida a la crisis diferente a la que desde hace meses “se escucha en los medios de comunicación”.

En este ‘Manifiesto’, los expertos, que este viernes entregaron a los sindicatos sus propuestas, defienden “un cambio” en el modelo productivo español. Este cambio debe incluir, “no sólo un cambio en el modelo productivo”, asegura Ruesga, sino también un cambio en el “modelo de organización”. Un nuevo modelo que valore más el trabajo. Y que tenga “algo menos” en cuenta otros factores “como el enriquecimiento personal”. Ese modelo, que “hemos venido contemplando hasta ahora”, ha fracasado. Y el ‘Manifiesto’ pretende que, a partir de ahora, se coloque de nuevo “el valor del trabajo”en el centro de las relaciones laborales, señala.

El documento recoge “una cascada” de medidas, que se irán desgranando con detalle en los próximos meses, asegura Ruesga. Entre ellas, los firmantes, aunque no se oponen “una reforma del mercado de trabajo”, tal y como propone la patronal, consideran la reforma es ahora algo “secundario”.

“Lo prioritario ahora es articular las medidas para salir de la crisis. Fundamentalmente en el sistema financiero”, argumenta. “Los empresarios no tienen problema al despedir”, añade. “Muy al contrario. Desde el ‘decretazo’ del 2002 del Gobierno de Aznar se ha abaratado ostensiblemente el despido”. En cambio, “su problema es acceder al crédito para poder generar actividad y crear empleo”. “Ese es su problema”, recalca.

Sin embargo, el crédito no está llegando a las empresas. “De momento, con cuentagotas”, razona. Las entidades financieras conceden crédito “con mucha lentitud”, al adoptar una “actitud muy conservadora”, acusa.

Sin embargo, “a medio plazo”, cuando se plantee la búsqueda de un modelo mucho más productivo, “mucho más competitivo”, dice, es posible que “haya que introducir reformas en la regulación del mercado laboral”.

UN GRAN CAMPO POR EXPLORAR
En cualquier caso, “las reformas en la regulación laboral tienen que facilitar el incremento de la productividad. Y no tanto la reducción de costes”, añade. “Muchas de las reformas que se están planteando hoy son exclusivamente mecanismos de reducción del coste del despido, e incluso del abaratamiento del contrato en general”, explica.

Según Ruesga, “el mecanismo de reforma se tiene que situar en la relación laboral interna de las empresas. A partir de la negociación colectiva, se tiene que lograr mecanismos de flexibilidad que permitan mayor productividad, no sólo del trabajo, sino también del capital”.

En su opinión, “las empresas pueden ganar productividad invirtiendo mucho más en innovación., formando a las plantillas… Y acompasando su proceso de renovación tecnológica con la formación de sus trabajadores”.

Además, este experto aboga por que las empresas adopten “una relación mucho más fluida con los interlocutores internos de las empresas”, es decir, con los trabajadores y sus representantes sindicales. Los empresarios deben cambiar “los esquemas de gestión interna de las empresas”. “Ahí hay un gran campo de innovación”, añade.

EL EJEMPLO ALEMÁN
“En las economías que están destruyendo menos empleo, nos encontramos con que poseen una mayor agilidad y flexibilidad interna en la relación empresario trabajador, entre otros atributos”, añade. Ese el caso alemán. O el caso de los países nórdicos.

En cambio, “en las economías donde esa relación no se produce, se está destruyendo mucho más empleo”, señala. “Bien porque la relación laboral es mucho más inestable. Caso español, con altas tasas de temporalidad. Caso países bálticos. O caso Estados Unidos, donde se está destruyendo más empleo”, añade.

En este sentido, “hay tres frentes de innovación”, concluye. Por un lado, el frente de innovación de la gestión empresarial. Muy importante. Y del que se habla muy poco”. Y, por otro lado, los “frentes de innovación tecnólogica y el del conocimiento”, asegura. “Ahí es donde la productividad ganará enteros en el futuro”, vaticina.”Y donde hay un amplio campo de interlocución social”

“No es verdad que no existan mecanismos. Se puede negociar. Lo que pasa es que hay que sentarse, poner los papeles sobre la mesa y ofrecer información para que los trabajadores puedan jugar con las mismas cartas que los empresarios”.

“Por ahí van los tiros. Y por ahí es por donde estamos incidiendo con nuestras propuestas los inverstigadores sociales”, concluye.

Santos Ruesga es catedrático de Economía de la Universidad Autónoma de Madrid y firmante del Manifiesto por la economía sostenible entregado hoy a los sindicatos.